domingo, 4 de diciembre de 2011


UN CONFLICTO, UNA OPORTUNIDAD.

Pocas son las veces que nos paramos a pensar en las consecuencias de los conflictos. El porqué de esos conflictos, y casi nunca nos damos cuenta de que las cosas nunca ocurren porque sí. Es más, es que deben ocurrir para que abramos los ojos en muchas ocasiones.

Dentro de nosotros, de nuestro cuerpo físico, las células están en permanente conflicto unas con otras. En el universo ocurre lo mismo cada segundo, incluso tuvo que existir un conflicto entre las primeras células de la tierra para que finamente pudiese existir eso que llamamos VIDA.

Ciertamente, cuando lo estamos pasando mal, cuando tenemos encima un grave problema… ¿Quién quiere ponerse a pensar, o mejor dicho, quién es el valiente que se atreve a pensar en esos momentos que esa difícil situación se da en nuestras vidas porque es necesaria para que nos demos cuenta de algo? Seguramente muy pocos, por no decir nadie. Los problemas nos sobrepasan a todos, y en lo único que pensamos cuando nos están agobiando es en buscar la mejor solución posible a los mismos. Eso en el mejor de los casos, otras veces tan sólo nos sobrepasan y consiguen bloquearnos.

Sin embargo, cuando ponemos fin a esa difícil situación, cuando se resuelve el problema, siempre sería bueno mirar atrás y pensar si ese conflicto se tenía que dar por algo… Pensemos… A veces un gran problema familiar difícil de resolver te hace conocer a muchos miembros de esa familia realmente, en ocasiones nos sorprenden incluso los que menos esperábamos, para bien o para mal. Cuando se resuelve el problema ya sabemos todos con quién estamos tratando, porque cuando todo está bien, todos somos buenísimos, pero cuando las cosas van mal, a veces sale huyendo quien menos te lo esperas. O a la inversa, te demuestra todo su cariño y su apoyo ese por quien no hubieses apostado lo más mínimo.

Lo mismo ocurre en nuestras relaciones cotidianas, con nuestra pareja, con nuestros amigos… La gente nunca dejará de sorprendernos, y a veces tiene que existir el conflicto para que nos conozcamos los unos a los otros realmente. ¿Alguna vez os ha sorprendido la reacción de una persona que creíais que conocíais muy bien?¿Alguna vez habéis conocido a alguien después de una situación conflictiva y ahora pensáis que nunca le conocisteis antes?

Situaciones en la vida, en nuestros trabajos, de los que tanto nos quejamos habitualmente… A veces hemos de estar a punto de perderlo todo, entrar en conflicto con todo y con todos, para finalmente aceptar o valorar como se merece una situación que, seguramente, no era tan mala.

Y es que a veces nos quejamos por sistema, y hasta que no entramos en conflicto con algo, no aprendemos a comprender el valor de las cosas, de las personas, el valor de lo que poseemos. 

Sería bueno que a veces nos parásemos a pensar si algunos de los conflictos que han existido a lo largo de nuestra vida en el pasado, finalmente no se han convertido en una gran oportunidad en el presente.

Intentemos mantener toda la calma posible si hoy estamos en conflicto con alguien, con algo, o incluso con nosotros mismos… Sí, a veces para saber lo que tenemos en nuestro interior, para aprender a conocernos, también primero hemos de entrar en conflicto con nosotros mismos. Eso forma parte del proceso.

¡Y quién sabe! Tal vez los conflictos que están ocurriendo en el presente, se conviertan también en una gran oportunidad para el futuro.



No hay comentarios:

Publicar un comentario