Si hablan a mis espaldas, significa que voy delante de ellos.
lunes, 31 de octubre de 2011
"Siembra para ser tú mismo"
Cuando cortas una flor para tenerla, empiezas a perderla, porque se marchitará en tus manos y no se hará semilla para otras primaveras.
Cuando aprisionas un pájaro para tenerlo, empiezas a perderlo, porque no cantará para ti en el bosque, y no sembrará pájaros en su nido.
Cuando no arriesgas tu libertad para tenerla, empiezas a perderla, porque la libertad que tienes se comprueba cuando te juegas optando y decidiendo.
Cuando no dejas partir a tu hijo para tenerlo, empiezas a perderlo, porque nunca lo verás volver a ti libre y maduro.
Aprende en el camino de la vida la paradójica lección de la experiencia: siempre ganas lo que dejas y pierdes lo que retienes.
"Siembra para ser tú mismo"
René Trossero
domingo, 30 de octubre de 2011
martes, 25 de octubre de 2011
domingo, 23 de octubre de 2011
No me importa lo que haces para ganarte la vida. Quiero saber qué más deseas y si osas soñar con satisfacer los verdaderos deseos de tu corazón. No me interesa tu edad. Quiero saber si estás dispuesto a correr el riesgo de parecer un tonto, por amor, por un sueño, por la aventura de estar vivo.
No me interesa saber qué planetas están en cuadratura con tu luna. Lo que me pregunto es si llegaste al fondo de tu propia tristeza, si las traiciones de tu pasado te enriquecieron o si te has retraído y cerrado por miedo a padecer más dolor.
Quiero saber si puedes convivir con el sufrimiento, el mío o el tuyo, sin intentar esconderlo, disfrazarlo o remediarlo. Quiero saber si eres capaz de convivir con la alegría, la mía o la tuya, de danzar con temerario abandono y permitir que el éxtasis penetre por la punta de tus dedos, sin advertirnos que seamos cuidadosos, que seamos realistas, que recordemos las limitaciones de la condición humana.
No me importa si la historia que me cuentas es verdadera. Quiero saber si puedes decepcionar a otros para ser fiel a ti mismo. Si eres capaz de soportar una acusación de traición sin traicionar tu propia alma, o ser infiel, y aún así seguir siendo fiable.
Quiero saber si eres capaz de disfrutar de la belleza del día a día, aunque el día no sea bello, y hacer de esa belleza la fuente de tu vida. Quiero saber si puedes convivir con el fracaso, el tuyo o el mío, y si estás dispuesto a pararte frente al lago mirando a la luna llena a gritar: “¡Puedo!”
No me interesa saber dónde vives ni cuánto dinero tienes. Quiero saber si después de una noche de pesar y desesperación, exhausto y herido hasta los huesos, aún puedes hacer lo que sea necesario para alimentar a tus hijos. No me interesa lo que sabes o cómo llegaste hasta aquí. Quiero saber si vas a permanecer en el centro del fuego, tomándome la mano, sin huir.
No me interesa dónde o con quién has estado. Quiero saber qué te sustenta, en tu ser íntimo, cuando todo lo demás se desmorona. Quiero saber si eres capaz de permanecer contigo mismo y si en los momentos de vacío aún disfrutas de tu propia compañía...
Oriah
No me interesa saber qué planetas están en cuadratura con tu luna. Lo que me pregunto es si llegaste al fondo de tu propia tristeza, si las traiciones de tu pasado te enriquecieron o si te has retraído y cerrado por miedo a padecer más dolor.
Quiero saber si puedes convivir con el sufrimiento, el mío o el tuyo, sin intentar esconderlo, disfrazarlo o remediarlo. Quiero saber si eres capaz de convivir con la alegría, la mía o la tuya, de danzar con temerario abandono y permitir que el éxtasis penetre por la punta de tus dedos, sin advertirnos que seamos cuidadosos, que seamos realistas, que recordemos las limitaciones de la condición humana.
No me importa si la historia que me cuentas es verdadera. Quiero saber si puedes decepcionar a otros para ser fiel a ti mismo. Si eres capaz de soportar una acusación de traición sin traicionar tu propia alma, o ser infiel, y aún así seguir siendo fiable.
Quiero saber si eres capaz de disfrutar de la belleza del día a día, aunque el día no sea bello, y hacer de esa belleza la fuente de tu vida. Quiero saber si puedes convivir con el fracaso, el tuyo o el mío, y si estás dispuesto a pararte frente al lago mirando a la luna llena a gritar: “¡Puedo!”
No me interesa saber dónde vives ni cuánto dinero tienes. Quiero saber si después de una noche de pesar y desesperación, exhausto y herido hasta los huesos, aún puedes hacer lo que sea necesario para alimentar a tus hijos. No me interesa lo que sabes o cómo llegaste hasta aquí. Quiero saber si vas a permanecer en el centro del fuego, tomándome la mano, sin huir.
No me interesa dónde o con quién has estado. Quiero saber qué te sustenta, en tu ser íntimo, cuando todo lo demás se desmorona. Quiero saber si eres capaz de permanecer contigo mismo y si en los momentos de vacío aún disfrutas de tu propia compañía...
Oriah
sábado, 22 de octubre de 2011
viernes, 21 de octubre de 2011
lunes, 17 de octubre de 2011
sábado, 15 de octubre de 2011
Manos las de mi madre, tan acariciadoras,
tan de seda, tan de ella, blancas y bienhechoras.
¡Sólo ellas son las santas, sólo ellas son las que aman,
las que todo prodigan y nada me reclaman!
¡Las que por aliviarme de dudas y querellas,
me sacan las espinas y se las clavan en ellas!
Para el ardor ingrato de recónditas penas,
no hay como la frescura de esas dos azucenas.
¡Ellas cuando la vida deja mis flores mustias
son dos milagros blancos apaciguando angustias!
Y cuando del destino me acosan las maldades,
son dos alas de paz sobre mis tempestades.
Ellas son las celestes; las milagrosas, ellas,
porque hacen que en mi sombra me florezcan estrellas.
Para el dolor, caricias; para el pesar, unción;
¡Son las únicas manos que tienen corazón!
(Rosal de rosas blancas de tersuras eternas:
aprended de blancuras en las manos maternas).
Yo que llevo en el alma las dudas escondidas,
cuando tengo las alas de la ilusión caídas,
¡Las manos maternales aquí en mi pecho son
como dos alas quietas sobre mi corazón!
¡Las manos de mi madre saben borrar tristezas!
¡Las manos de mi madre perfuman con terneza!
Alfredo Espino
tan de seda, tan de ella, blancas y bienhechoras.
¡Sólo ellas son las santas, sólo ellas son las que aman,
las que todo prodigan y nada me reclaman!
¡Las que por aliviarme de dudas y querellas,
me sacan las espinas y se las clavan en ellas!
Para el ardor ingrato de recónditas penas,
no hay como la frescura de esas dos azucenas.
¡Ellas cuando la vida deja mis flores mustias
son dos milagros blancos apaciguando angustias!
Y cuando del destino me acosan las maldades,
son dos alas de paz sobre mis tempestades.
Ellas son las celestes; las milagrosas, ellas,
porque hacen que en mi sombra me florezcan estrellas.
Para el dolor, caricias; para el pesar, unción;
¡Son las únicas manos que tienen corazón!
(Rosal de rosas blancas de tersuras eternas:
aprended de blancuras en las manos maternas).
Yo que llevo en el alma las dudas escondidas,
cuando tengo las alas de la ilusión caídas,
¡Las manos maternales aquí en mi pecho son
como dos alas quietas sobre mi corazón!
¡Las manos de mi madre saben borrar tristezas!
¡Las manos de mi madre perfuman con terneza!
Alfredo Espino
miércoles, 12 de octubre de 2011
"CAMINOS DE VIDA"
Cuando cortas una flor para ti,
comienzas a perderla...
porque marchitará en tus manos
y no se hará semilla
para otras primaveras.
Cuando aprisionas un pájaro para ti,
comienzas a perderlo...
Porque ya no cantará
para ti en el bosque
ni criará otros pichones en su nido.
Cuando guardas tu dinero
comienzas a perderlo...
porque el dinero no vale por si,
sinó por lo que con él se puede hacer.
Cuando no arriesgas
tu libertad para tenerla,
comienzas a perderla...
porque la libertad que tienes se confirma
cuando decides y eliges.
Cuando no dejas partir a tu hijo hacia la vida, comienzas a perderlo...
porque nunca lo verás
volver a ti, libre y maduro.
Recuerda siempre : No existe precio por la Libertad ,
Pero si, una bellísima
recompensa para quien la utiliza con
grandeza de alma ...
Anónimo
Cuando cortas una flor para ti,
comienzas a perderla...
porque marchitará en tus manos
y no se hará semilla
para otras primaveras.
Cuando aprisionas un pájaro para ti,
comienzas a perderlo...
Porque ya no cantará
para ti en el bosque
ni criará otros pichones en su nido.
Cuando guardas tu dinero
comienzas a perderlo...
porque el dinero no vale por si,
sinó por lo que con él se puede hacer.
Cuando no arriesgas
tu libertad para tenerla,
comienzas a perderla...
porque la libertad que tienes se confirma
cuando decides y eliges.
Cuando no dejas partir a tu hijo hacia la vida, comienzas a perderlo...
porque nunca lo verás
volver a ti, libre y maduro.
Recuerda siempre : No existe precio por la Libertad ,
Pero si, una bellísima
recompensa para quien la utiliza con
grandeza de alma ...
Anónimo
lunes, 10 de octubre de 2011
miércoles, 5 de octubre de 2011
domingo, 2 de octubre de 2011
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